Considerado el máximo exponente de la escuela de grabados Ukiyo-e, Hokusai incorporó a lo largo de su vida la esencia del arte de esta escuela. Las líneas curvas trazadas con una gran soltura, características de su estilo inicial, fueron evolucionando gradualmente hacia una serie de espirales que añadieron una libertad y elegancia aún mayores a su obra, como puede observarse en Raiden (Espíritu del trueno).
Sus grabados, muy conocidos incluso fuera de las esferas artísticas destilan un halo de atemporalidad que nos transporta a un mundo fuera de este, donde la calma reina incluso en la más violenta de las tormentas, como podemos observar en uno de sus grabados más conocidos, "La Gran Ola de Kanagawa" o en aquellos tantos que hizo sobre la figura imperterrita e imponente del monte Fuji.





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